Saint-Meen-le-Grand: esta pequeña localidad es una joya oculta de Bretaña, donde podrás dar paseos con vistas y disfrutar de un ambiente tranquilo. Sus pintorescos senderos forestales son perfectos para los amantes de la naturaleza.  Es el lugar ideal para quienes buscan tranquilidad, lejos de las bulliciosas rutas del Tour. Disfruta de una tarde relajante en la encantadora plaza del pueblo, donde podrás saborear pasteles locales y café.

Laval: conocida por su castillo medieval y su animada escena artística, Laval combina a la perfección historia y cultura. Sus callejuelas, repletas de encanto y donde se mezcla la arquitectura histórica y el arte moderno, son perfectas para explorar sin prisa.  Puedes dar un paseo a orillas del río y descubrir galerías locales, donde encontrarás arte contemporáneo y obras clásicas.

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