París

La frase más bonita jamás pronunciada en español sobre el Tour de Francia se atribuye a Salvador Dalí, y reza: “El verano se acaba cuando las bicicletas llegan a París”. En este 2025, ese día será el 27 de julio. Tras la excepción obligada del año pasado por la coincidencia con los Juegos Olímpicos, la Grande Boucle volverá a terminar en los Campos Elíseos en el 50 aniversario del estreno de esta icónica meta. Sin embargo, la etapa será muy diferente al de años precedentes; y lo será, precisamente, gracias a la prueba de fondo en carretera de los Juegos. De su trazado se ha extraído la idea de incluir una ascensión empedrada por el famoso barrio de Montmartre, pasando por delante del célebre Moulin Rouge cuyas bailarinas saldrán a la calle para saludar el paso de los corredores con su famoso cancán. Más francés y más parisino, imposible.

La inclusión de Montmartre ha puesto tiesas las orejas de todo el pelotón. El desarrollo de la competición será “una incógnita”, en palabras del maillot verde Jonathan Milan, que sería favorito indiscutible a la victoria en los Campos Elíseos de haberse conservado el tradicional recorrido plano. En lugar de grandes cilindradas como él o su gran rival Tim Merlier, la jornada parece más propicia para ciclistas con chispa, para escalar Montmartre a toda velocidad; fuertes, para rodar hasta meta; y astutos, para saber leer la carrera. Talentos como Ben Healy, Wout van Aert o Michael Valgren están cortados por ese patrón y culminan la tercera semana del Tour en buen estado de forma. La ocasión única para triunfar en París vestido de amarillo, emulando a Bernard Hinault, podría inspirar a Tadej Pogacar para un último golpe de genio; el esloveno, no obstante, apuntó a su brillante compañero Jhonatan Narváez como candidato al triunfo. Pero, ¿y si todo quedara para un sprint reducido y Kaden Groves repitiera la victoria de la víspera, ya que es un ciclista rápido, inteligente y capaz de pasar las subidas?

Cuando el primer ciclista cruce la línea de meta, se acabarán las incógnitas y podremos disfrutar de las certezas de cada año por estas fechas. París abrazará al pelotón. Los Campos Elíseos celebrarán el podio final. La Ciudad de la Luz resplandecerá de amarillo. Familias y amigos colmarán de amor a quienes han completado este viaje. Y, entonces, el verano habrá terminado.

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