Día de descanso. Las sábanas se pegan tanto que hay que desprenderse de ellas como si fueran el papel de una magdalena. Las rutinas se ejecutan con un velo de pereza y de fatiga sobrevenida: de repente, el cansancio toma el control del cuerpo. Las horas pasan muy rápido, fluyendo como el Garona en dirección a un atardecer que llega demasiado pronto. Con un poco de suerte, el recuerdo del sol haciendo brillar las motas de polvo mientras el mundo sucede afuera será lo suficientemente intenso para iluminarnos toda la semana.
El día de descanso es un día para la reflexión. Han transcurrido diez etapas del Tour de Francia 2025 y sólo sabemos lo que sospechábamos. Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel parecen, por este orden, los más fuertes en términos individuales. UAE Team Emirates-XRG y Visma-Lease a Bike tratan de quitar agua del molino ajeno para llevarla al propio: los emiratíes quieren adormecer la carrera porque consideran a su líder superior en el cuerpo a cuerpo, y los neerlandeses mantenerla viva porque confían en que el desgaste acabará por imponer la estrategia y la capacidad de recuperación. Entretanto, un fugitivo locuelo llamado Ben Healy nos ha dado un motivo para creer que el corazón todavía puede imperar en este mundo tan desesperantemente cerebral.
Pese a ser la etapa inaugural de la breve segunda semana, esta jornada de Toulouse no es sino una prolongación de la primera. Predominantemente llana, su parte final está salpicada de cotas y repechos que complican las tareas de mantener el pelotón compacto, para los equipos, y de llegar con chispa al final, para los velocistas. No obstante, la peor noticia para Milan, Merlier y compañía son los apuros que pasaron en Châteauroux para contener la escapada de Van der Poel y Rickaert. Ellos, los Alpecin, demostraron que existe una vía de agua que los aventureros pueden aprovechar para beber y saciar su infinita sed de victoria, tal vez emulando a Juan Antonio Flecha y la mítica celebración de arquero con la que culminó su fuga triunfal en 2003.
