Es increíble. Por fin he ganado el Tour de Francia; nada puede torcerse ya. Ahora estoy aquí sentado, con mi hija en brazos, y la sensación es increíble. Es la carrera más grande del mundo, lo mejor que se puede ganar; ya es mía, y nadie me la puede quitar. Siempre tuve la sensación de que podría conseguir la victoria, pero creo que cuando empecé a creérmelo fue tras Hautacam. Fue entonces cuando me di cuenta de que algo tenía que salir muy mal para que yo no ganara el Tour.
Este Tour de Francia ha sido todo un viaje para mí. Siempre creí en mí, y desde hace meses pensaba que podía batir a Tadej [Pogacar]. Estoy seguro de que ésta ha sido una edición preciosa para los espectadores, con una gran lucha por la victoria en la general, y encima todos los ‘shows’ de Wout [van Aert]. Estoy muy feliz con la actuación de mi equipo. Hemos controlado la carrera en todo momento y hemos estado muy fuertes. No cometimos demasiados errores.
Mi vida ha cambiado, sí. Probablemente no pueda volver a mi ciudad y pasear por la calle a mi aire, como siempre, pero espero que con el paso del tiempo las cosas vuelvan a su sitio como ocurrió el año pasado. ¿Mis objetivos para el futuro? Por lo pronto, disfrutar esta victoria. Claro que me gustaría ganar esta carrera muchas veces, pero por lo pronto iremos año a año. Cuando era más joven no podía ni siquiera soñar con un triunfo así. Va a ser difícil superar lo que hemos hecho este mes.
Ha sido increíble ver en la cuneta y en los Campos Elíseos a tantos daneses que han venido aquí a París para verme pedalear con el maillot amarillo. Quiero dar las gracias a todos los aficionados que me han apoyado a lo largo de estas tres semanas.
¿Dónde voy a celebrar esta victoria? El martes, en los Países Bajos; el miércoles, en Copenhague; el jueves, en mi ciudad; y a partir del viernes, estaré toda una semana sin moverme del sofá.
