Esto es una locura. Ya fue increíble ganar una etapa en mi primer Giro d’Italia, como hice el año pasado, y ahora he vuelto a conseguir lo mismo en el Tour de Francia. En un momento dado me dije a mí mismo: “¿por qué no repetir en el Tour?” ¡Era un sueño y lo he hecho realidad!
Sabía que Zakarin era más fuerte que yo en la subida, pero no me rendí. Me convencí a mí mismo para no venirme abajo. En la bajada del Port de Balès vi que Zakarin bajaba como una cabra y eso me dio confianza de cara a batirle en meta. No llevaba pinganillo, así que sólo podía informarme mirando a mi espalda. Sólo a 2 kilómetros de meta estuve seguro de conseguir la victoria.
