2010: la reconquista del Tourmalet (10/10)

En los años de cambio de década, el Tour de Francia ha conocido cambios organizativos entre bambalinas, con un alcance que en ocasiones ha resultado decisivo y, en otras, anecdótico. El viaje en el tiempo propuesto por letour.fr toca a su fin regresando al lugar en el que comenzó. 100 años después del paso del pelotón por el Gigante de los Pirineos, se traza una meta ahí en un contexto en el que los medios técnicos han cobrado gran protagonismo en el Tour. El reto logístico superado diez años atrás permitió explorar otras cumbres, que se convertirían a su vez en metas de etapa: el puerto del Galibier y del Izoard, entre otros.

CYCLISME - TOUR DE FRANCE 2010 - PAU/COL DU TOURMALET - contador (alberto) - (esp) - schleck (andy) - (lux)
CYCLISME - TOUR DE FRANCE 2010 - PAU/COL DU TOURMALET - contador (alberto) - (esp) - schleck (andy) - (lux) © PRESSE SPORTS
Tour de France 2019 - 20/07/2019 - Etape 14 - Tarbes / Tourmalet Bareges (117,5 Km)
Tour de France 2019 - 20/07/2019 - Etape 14 - Tarbes / Tourmalet Bareges (117,5 Km) © A.S.O./Alex BROADWAY
© ASO/G.Demouveaux

No cabe ninguna duda de que al Tour de Francia le gusta cuidar bien los aniversarios. En 2010 se prepara para celebrar el centenario de la introducción de la alta montaña en el programa de la prueba. 100 años después de la epopeya de Alphonse Steinès (véase el primer episodio de esta serie), se rinde de nuevo homenaje al Tourmalet. En esta ocasión, se decide trazar la meta en su cima, a 2115 metros de altitud. No se trata de la primera vez, puesto que Jean-Pierre Danguillaume se imponía aquí frente al pelotón del Tour en 1974. Sin embargo, las cosas han cambiado bastante en 36 años. Es la era de la mediatización y la internacionalización y se podría decir que los medios necesarios para la retransmisión mundial se han multiplicado al menos por cinco en volumen. “Me parecía fundamental que el Tour pudiera acudir a aquellos lugares que llaman al deporte, apostando porque seríamos capaces de adaptar los medios al terreno”, explica Christian Prudhomme. Los escollos logísticos eran en aquel momento competencia de Jean-Louis Pagès, artífice de las metas, a quien se le encomienda la misión de meter una docena de elefantes en una caja de cerillas. “Me mostré algo reticente en aquel momento porque soy más bien chapado a la antigua”, cuenta el antiguo profesor de historia y geografía que se sumaba al Tour en 1984. “Mi credo era la unidad de tiempo, espacio y acción. En esta ocasión tuve que entrar en la era de la fragmentación de los medios”.

Para acoger una meta en el Tourmalet, se tuvieron que dejar de lado los esquemas habituales y partir de cero. Solo se instalarían en el puerto algunas estructuras para los equipos de radio y televisión, a condición de que se aceptara subir en telesilla. Los autobuses de los invitados se estacionaron en Barèges y la sala de prensa en La Mongie, en la otra vertiente del macizo. Sobre el papel, todo cabía, aunque fuera con calzador, “pese a solo tener la mitad del espacio que normalmente hace falta”, precisa Pagès, que se tuvo que enfrentar a una realidad bien distinta el 22 de julio de 2010. “La mala suerte quiso que lloviera, así que se tuvo que improvisar esa misma mañana, porque los camiones corrían el riesgo de quedarse encharcados. Hicimos un hueco en la calzada y al final todo salió bien porque nos replanteamos la configuración. Realizamos toda una proeza técnica y no cundió el pánico. Tenía por costumbre enviar una fotografía de la meta a Christian sobre las 11:00 para avisarle de que ya estaba lista. Aquel día todavía estábamos afanados en montar la cabina de cronometraje a las 14:30, así que no le envié nada".

Sin embargo, entre la bruma y bajo la lluvia todo estaba preparado cuando Andy Schleck y Alberto Contador cruzaron, por ese orden, la meta en lo alto. "Fueron momentos muy intensos porque sabía que se trataba de un comienzo, algo que nos permitiría concebir otras metas en lugares espectaculares", comenta Lozérien que disfruta ahora de su jubilación cerca de Nîmes. Y así fue. Al año siguiente, se montó la meta en el Galibier, a 2645 metros de altitud, con la zona técnica repartida en tres niveles. La fórmula también permitió ofrecer una llegada espectacular en el puerto de Izoard en 2017, cuando Warren Barguil logró imponerse luciendo el maillot de lunares. La vía había quedado abierta y bien trazada y se empleará de nuevo en el Tour 2020, con la aplicación de un sistema similar en la concepción de las llegadas en el Puy Mary o en el Grand Colombier.


 Descubra o vuelva a leer los episodios precedentes de la serie:

.2000: salida falsa en las islas (9/10)

. 1980: Hinault claudica (08/10)

. 1970: Leblanc, un compañero con un gran potencial

. 1960: cuando la Grande Boucle saluda al Gran Charles de Gaulle

. 1950: divorcio a la italiana (5/10) . 1940: el Tour de la ausencia (4/10)

. 1930: llega la revolución del Tour (3/10)

. 1920: los "deportistas" según Desgrange (2/10)

. 1910: el gran órdago de Alphonse Steinès (1/10) 

app_es
Club ES