Normalmente no hubiera entrado en la escapada, pero la verdad es que me filtré con un solo ataque y no me costó mucho esfuerzo. Hubo un momento en que nos tocaba acelerar para que el pelotón no nos quitara tiempo y vi que mis compañeros de aventura no tenían mucha fuerza. Por eso decidí arrancar yo solo. Me sentía muy bien y creía que podría ganar la etapa, pero por desgracia sufrí un pinchazo al pie de la Côte de Mutigny. Sin él, quizá hubiera podido hacer camino con Julian Alaphilippe… Aunque, sinceramente, lo más probable es que me hubiera descolgado unos kilómetros más adelante de todas maneras.
Llevar el maillot de puntos rojos de la Montaña es todo un honor en una carrera como el Tour de Francia, que no deja de ser la mejor del mundo. Si es posible, intentaré defenderlo.

