Este lunes es 14 de Julio, y Francia engalana su tierra con banderas y sus cielos con fuegos artificiales. El país cambia en este día particular, henchido de un patriotismo boyante. Y el Tour, que es el mayor exponente de la ‘grandeur’ con la que Francia siempre ha deseado caracterizarse, también. Las carreteras se llenan de espectadores y la carrera, de ataques por recorridos de media montaña diseñados para propiciar el mejor espectáculo posible: el equivalente de los fuegos artificiales, en versión ciclista.
“No es el recorrido más duro, pero ofrece muchas posibilidades; también pensando en la general". Así ha descrito Tadej Pogacar los 165,3 kilómetros entre Ennezat y el Mont-Dore, la estación de esquí del Puy de Sancy, al otro lado de Super Besse y a tiro de piedra del mítico y mágico Puy de Dôme. Ocho puertos puntuables adornan una jornada con 4.450 metros de desnivel positivo, ideal para las escapadas y también para las escaramuzas. Las algaradas diarias de Visma-Lease a Bike mantienen con las orejas tiesas a UAE Team Emirates, mientras el resto de favoritos para la general se debaten entre aprovechar un hipotético marcaje o cruzar los dedos para sobrevivir a rueda de estos dos súper equipos que hacen y deshacen la carrera a su antojo. Esta descripción, que valdría cualquier día de montaña del Tour de Francia 2025, requiere una adenda final en esta etapa particular. Es 14 de julio. Fiesta nacional en Francia, y en cada francés. El espectáculo esperable se coronará con fuegos artificiales a pleno sol.