Estoy súper feliz. Todavía no me hago cargo de lo que he hecho. El equipo confió en mí hoy. A 100 kilómetros de meta, Wout [van Aert] me ha dicho que no tenía piernas y que me jugara yo la etapa. Ya me dijo lo mismo en París-Niza y salió bien; ¡supongo que me da suerte! En los últimos kilómetros el objetivo era mantener bien colocado a Jonas [Vingegaard]. Wout se ha encargado de todo y el equipo me ha dado carta blanca por el pinganillo. En una ‘chicane’ he visto oportunidad de anticiparme y atrapar a la fuga. Luego he acelerado a 500 metros del final para abrir hueco y asegurarme de llegar con ventaja a meta. He podido saborear la victoria.
Es enorme ganar una etapa en el Tour de Francia; es el sueño de cualquier ciclista. No había venido a la carrera con ese objetivo. Ya estaba muy feliz con mi papel porque he disfrutado mucho con mi equipo pese a no haber conseguido ninguna victoria a título individual. Me decía a mí mismo que tal vez mi oportunidad personal se presentara en la tercera semana, y así ha sido. Esto no pasa todos los días…
Es importante evitar que Francia se vaya de vacío de este Tour, aunque si yo no fuera el primer francés que gana una etapa en esta edición estaría contentísimo igualmente. Si el público ha disfrutado con mi triunfo, tanto mejor.
