Muy por detrás de Eddy Merckx, Bernard Hinault o incluso Mark Cavendish, cerca de trescientos corredores solamente han paladeado una vez lo que se siente al ganar una etapa en el Tour. Desde ahora hasta que dé comienzo la carrera el próximo 7 de julio, letour.fr rememora la trayectoria de 10 campeones cuyo palmarés se limita a un día de gloria. En 1989, cinco años después de su aventura de 12 días de amarillo, Vincent Barteau volvía al primer plano al adjudicarse la etapa marsellesa del 14 de julio en el bicentenario de la toma de la Bastilla.
Marsella y el Tour de Francia hicieron las paces. Habían pasado veintiocho años desde que el pelotón rodara por última vez por el puerto marsellés mucho antes de lo previsto, con el consiguiente enfado del alcalde Gaston Deferre, y la ronda gala deseaba organizar una etapa en la ciudad de Marcel Pagnol ese 14 de julio tan distinto a los demás, el de la celebración del bicentenario de la Revolución francesa. A esas alturas de la competición (13.a etapa), la batalla del año ya había comenzado entre Laurent Fignon y Greg LeMond, que se intercambiaban el maillot amarillo y se enfrentaban a brazo partido en las cronos y en la montaña. El recorrido trazado entre Montpellier y Marsella no se prestaba a emboscadas, pero el francés solamente gozaba de 7’’ de ventaja y empezó a apretarle las tuercas al pelotón junto con Charly Mottet, 3.o de la general. En cabeza durante más de 40 kilómetros, los dos corredores sembraron el pánico entre lo que quedaba del pelotón y pusieron contra las cuerdas a sus rivales LeMond y Delgado, obligados a reaccionar. A 26 kilómetros de meta, se neutralizó la escapada, pero a falta de 10 kilómetros, Vincent Barteau se pegó a la rueda de Jean-Claude Colotti cuando decidió subir el ritmo en el puerto de montaña de Saint-Antoine.
Barteau había sido compañero de Fignon y fue su gran cómplice en la edición de 1984 que habían dominado mano a mano (19 días de amarillo entre ambos). En el ínterin, el normando se había pasado al otro bando y rodaba ahora para LeMond, quien confió en él cuando muchos lo daban por perdido como una promesa truncada. Ahora que Barteau volvía a compartir filas con su capitán histórico en el equipo Système U, buscaba resarcirse y se lio la manta a la cabeza en los últimos 14 kilómetros bajo un sol de justicia. Barteau había vuelto por sus fueros: se presentó como un héroe en el Puerto Viejo marsellés con 45’’ de ventaja sobre Colotti y 1’16’’ sobre Martial Gayant, quien completaba un podio netamente francés en una fecha tan señalada. Esta gesta en la Provenza en el 14 de julio del bicentenario recibió los parabienes del nuevo director del Tour, Jean-Marie Leblanc, en su crónica del día en L’Equipe: «Dejemos a un lado lo positiva, amable y patriótica que haya podido ser esta victoria y quedémonos con su esencia más profunda. Lo que ha quedado patente es que Vincent Barteau vuelve a ser ciclista, cuando éramos muchos los que ya lo veíamos imposible».