14 de julio. Pocas fiestas nacionales tan señaladas en el ciclismo. El aniversario de la Toma de la Bastilla (234 años ya) se celebra cada verano en el Tour de Francia con una etapa donde los ciclistas galos compiten hipermotivados en busca de un gran triunfo cuyo valor deportivo se ve superado por el simbólico. Una especie de Santo Grial que han conseguido alcanzar apenas unos cuantos nombres escogidos; uno de ellos, Warren Barguil (Arkéa-Samsic), lo tomó en 2017, en Foix, en una bella etapa pirenaica en la que se escapó con Nairo Quintana, Alberto Contador y Mikel Landa para batirles en línea de meta. En esta Grande Boucle, el bretón no ha dado señales de estar en su mejor forma física.
Ésta será la tercera edición consecutiva de la Grande Boucle que conmemore el 14 de julio con un final en alto. Los dos años anteriores hubo triunfo extranjero: Tadej Pogacar se impuso en el Col du Portet, en cuita de favoritos; Tom Pidcock en el Alpe d’Huez, escapada mediante. Hoy, el pronóstico deportivo para el Grand Colombier es incierto: dependerá de la talla de la fuga, de las ganas de revolución que tengan los aventureros tras fajarse martes y jueves en emboscadas de locura, de las ganas de guerra que tengan los hombres de la general después de tres días afilando el cuchillo. Veremos quién toma la iniciativa, quién toma la victoria, y si será un francés para éxtasis de los aficionados presentes en este coloso de cuatro caras.