La vida y el ciclismo constan de barreras psicológicas que deben superarse para evolucionar. Como en los concursos de hípica, algunos franqueos son limpios y otros se marran; una pezuña que toca el listón y, hop, ejercicio impoluto se torna imperfecto pese al esfuerzo ímprobo.
En el ciclismo existe una barrera psicológica, y también física, llamada doble dígito. El término refiere a las rampas cuya pendiente es incontenible en una sola cifra por ser del 10% o superior. En el doble dígito apenas existe el rebufo y gana importancia el peso, que ejerce de lastre para el motor en lugar de ser una vela, como puede ocurrir en el llano. Hoy jueves, el Tour de Francia 2020 afrontará en el Col de la Lusette varias rampas, y dos kilómetros completos consecutivos, de doble dígito. Ya ocurrió en la segunda etapa, en el Col de Turini, y sirvió para que se descolgaran los velocistas por cuanto el doble dígito estaba a 100 kilómetros de meta. Esta vez se encuentra a sólo 20, y vendrá seguido de un terreno insidioso hasta llegar a la meta del Mont Aigoual. Los hombres de la general tendrán que saltar esta barrera; quizá alguno derribe el listón.