En el ciclismo, nada está escrito. Hoy empezamos en mi departamento natal, la Loire-Atlantique. He pasado mucho tiempo en La Baule, así que conozco bien las carreteras. Hemos atravesado Pontchâteau, la sede del club en el cual di mis primeras pedaladas como ‘pistard’. Me he divertido mucho escapándome por las carreteras de la Loire-Atlantique y la Bretaña.
Todo se ha decidido en un suspiro. Nos han cazado a sólo un kilómetro de meta. Por eso hay que probarlo siempre: porque basta un malentendido en el pelotón para que la intentona prospere. Pero los cuatro últimos kilómetros de recta llegaban después de unos tramos de falso llano, cuesta arriba y cuesta abajo, que ayudaban al pelotón. Da un poco de rabia quedarse tan cerca, sí.