Harrogate: Cavendish sueña en amarillo (1/5)

EL TERRENO

La primera etapa del Tour de Francia nunca se reduce a un mero trámite. En ella se dirime quién será el primer portador del maillot amarillo, un honor que suele recaer en un corredor polivalente, a veces en un atacante y muy de vez en cuando en un velocista. En Harrogate, todo apunta a que será un especialista en rectas, probablemente el más fuerte y habilidoso de todos, quien disfrutará el privilegio de enfundarse un maillot que lo transformará para siempre. De los 190,5 kilómetros de recorrido, los últimos 60 transcurren por terreno llano. Las escapadas de la jornada contarán con escasas opciones de hacer mella en la determinación de los equipos con velocistas, que por su parte prometen perseguirlos sin piedad antes de propiciar una confrontación explosiva.

TODOS LAS MIRADAS PUESTAS EN… MARK CAVENDISH

Este fenomenal corredor ya sorprendía a propios y extraños en 2007. En aquel momento, Mark Cavendish era apenas un joven velocista de 22 años, pero su incipientísimo y precoz palmarés, que ya contaba con una medalla de oro en scratch en pista en los Juegos de la Commonwealth y cosecharía muy pronto una medalla de campeón del mundo en carrera americana, también incluía varias victorias muy reveladoras en su primer año en el circuito profesional (la Scheldeprijs Vlaanderen, un par de etapas en los Cuatro Días de Dunkerque y dos más en el Tour de Cataluña). Lo cierto es que su estreno en el Tour de Francia que partió de Londres quedó empañado por dos caídas en las dos primeras etapas en llano, pero el corredor que ya calienta motores para tomar la salida en Leeds es una persona totalmente distinta.

Durante los años transcurridos, su velocidad ha desmoralizado a toda una legión de velocistas. Sin embargo, la era marcada por su dominio aplastante parece tocar a su fin mientras en el horizonte se perfila uno de los mayores desafíos de su carrera: ganar en casa, en una ciudad a la que le unen lazos familiares, para lucir el único maillot de prestigio que nunca ha logrado enfundarse. Desde que se hizo público el recorrido del Tour, el misil de la isla de Man solo tiene un objetivo en mente: «Es fantástico tener la oportunidad de disputar una etapa en casa con posibilidades de victoria. Mi madre es de aquí y el trazado parece diseñado para que la llegada sea al esprint. Todavía no me he puesto el maillot amarillo y estoy deseando hacerlo. Toda mi temporada va a girar en torno a ese objetivo. Si tuviera que elegir una etapa de las 21 del Tour, me quedaría con esta».

NO ANDARÁN MUY A LA ZAGA...

El maillot amarillo en Harrogate tendrá un significado doble. Además del orgullo que supone destacarse como jefe del pelotón en el Tour, el reducido círculo de esprínters considera esta etapa como un campeonato del mundo oficioso de la especialidad. El 5 de julio será un día en el que la táctica, la fuerza y la suerte se aliarán a favor del vencedor. Marcel Kittel dejó su impronta en el Tour de 2013 con 4 victorias y a lo largo de todo el año como principal sucesor de la era post-Cavendish. El año pasado ya degustó las mieles del reinado amarillo y cuenta con repetir en esta edición. No obstante, el coloso del equipo Giant-Shimano no será el único que aspirará a desbaratar los planes de Cavendish: André Greipel, con 7 victorias hasta la fecha en 2014, supera en un triunfo a su joven compatriota. Además, los novatos que han ido haciendo gala aquí y allá de sus dotes al esprint comparten el deseo legítimo de celebrar la victoria de esta primera etapa, ya sea el ganador de la París-San Remo Alexander Kristoff, el francés Arnaud Démare o Nacer Bouhanni para FDJ.fr; o por qué no Peter Sagan, a quien no le temblará el pulso para probar suerte aunque el recorrido sea en llano.

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