Piedras

Sobre los adoquines del Tour de Francia, piedras preciosas prestadas por la París-Roubaix, edificó Tadej Pogacar (UAE Team Emirates) su supremacía en este Tour de Francia. El esloveno, excepción a la regla, desobedeció a la lógica válida para el resto del pelotón que indicaba que era muy difícil triunfar en el pavé sin un bloque sólido alrededor. Fue la solidez del bloque, precisamente, la que eximió a Jumbo-Visma de pagar todas las consecuencias de tropezar una vez más con la misma piedra de los nervios que inducen malas decisiones. Ahora la duda es qué piedras quedarán en la mochila de quienes sufrieron sobre los adoquines: desde los hombres de la general que salvaron el día sobre la bocina a los cazaetapas que no lograron acertar con su tirachinas.

Mathieu van der Poel (Alpecin-Deceuninck), por ejemplo, lleva dos días comentando en los medios de comunicación que es “una sombra de sí mismo”. La etapa maratón de hoy, casi 220 kilómetros entre Binche y Longwy, es terreno ideal para sacudirse el polvo de las emociones y buscar el triunfo: perfil quebrado, carreteras incómodas, final en cuesta. Una piedra de toque para el neerlandés. Cuando hace cinco años el Tour de Francia llegó hasta esta ciudad fronteriza con Bélgica, meta igualmente en la Cota de las Religiosas, fue Peter Sagan quien se impuso. Por derecho histórico el eslovaco, fuera de concurso en el pavé, sería el principal favorito a la victoria. No obstante, Wout van Aert (Jumbo-Visma) era el hombre más fuerte de la Grande Boucle hasta el mismo martes. Eso le adjudica el rol de rival a batir este jueves, aun habiendo piedras de por medio.

A.S.O./Charly Lopez
A.S.O./Charly Lopez

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