Ciclismo: deporte individual que se corre en equipo. Ciclismo moderno: deporte individual con un nivel tan homogéneo que sólo unos pocos privilegiados se pueden permitir correr sin equipo, y no siempre. Tan mala señal es la debilidad del líder como la endeblez del bloque que no logra protegerle, colocarle o propulsarle. Ayer, en la aproximación a la Côte du Cap Blanc-Nez, vivimos un gran ejemplo: varios conjuntos palidecieron ante el vigor de Ineos Grenadiers y el poderío de Jumbo-Visma. Cuando Nathan van Hooydonck detonó su deflagración al pie de la subida, los diez primeros ciclistas a su rueda eran de estos equipos, los mejor colocados. Luego se desintegrarían, inermes ante el irresistible fuego de Wout van Aert, pero al menos tuvieron la oportunidad de responder a su brutal ataque. Otros, tal vez la mayoría, estuvieron decenas de kilómetros sin ver la cabeza de carrera, oculta tras un muro de bicicletas y corpachones de gregarios ajenos que les cerraban el paso. Aislados porque, ante la imposibilidad de penetrar usando a su equipo como ariete, trataron de percolar en solitario como una gota de agua en la tierra. Craso error.
Error y debilidad son dos factores para generar la duda, que es el gran enemigo del ciclista porque le torna frágil. Y más en el contexto de una gran vuelta donde sentirse tranquilo, confiado y arropado es esencial para llegar a la tercera semana en disposición de expresarse.
Si importantes fueron los bloques camino del Cabo de la Nariz Blanca, hoy en la etapa de pavé serán capitales: antes, durante y después de las piedras. 19,4 kilómetros de adoquín no son tantos si los comparamos con el medio centenar que afrontan los clasicómanos en París-Roubaix, y sin embargo aportan un elemento extra de nervios porque la brevedad de la etapa (poco más de 150 kilómetros en total; 74 desde el primer adoquín hasta meta) estrecha el margen de error que sí existe en el Infierno del Norte. Hará buen tiempo, lo cual elimina un elemento de riesgo pero no altera los dos principales: la incertidumbre de muchos corredores que se juegan la carrera y el trabajo del año en terreno hostil, y la ansiedad de tantos otros que, en su afán de ofrecer lo mejor de sí mismos, pueden ir un centímetro demasiado lejos, demasiado rápido o demasiado tarde, y cometer o provocar el error.
