En los primeros compases de la etapa no estaba nada nervioso, pero lo cierto es que el ritmo ha sido muy rápido. No he intentado entrar en la escapada porque sentía las piernas desgastas después de la montaña. No hemos tenido que llevar el peso de la carrera porque otros equipos han querido controlar la escapada, que era fortísima. Ha sido una etapa difícil sobre todo por el calor. Por suerte, nuestro equipo está bien organizado y cada poco tiempo nos llegaban bidones frescos y hielo para ponernos bajo la ropa.
Mañana será un día para la escapada, con un final difícil en Mende. En función de cómo se desarrolle la etapa tendremos que actuar de una manera u otra.