Con ustedes, Alpe d’Huez

Después de una semana de plano, el pelotón del Tour de Francia está ingiriendo un atracón de Alpes cuyo último plato se sirve este jueves. Serán 175 kilómetros de los cuales 71,5 corresponderán a tres puertos que ya son históricos y uno, los Lacets de Montvernier (2ª, -83km), que está llamado a serlo. El primer coloso que espera a los ciclistas es la Madeleine (HC, -122km); el segundo, la Croix de Fer (HC, -54,5km); el último, el Alpe d’Huez (HC, meta). Ninguno de los tres necesita presentación: su nombre basta para evocar unas subidas eternas y despiadadas, una hora larga de exposición al sol y a pendientes irregulares capaces de machacar a los mejores ciclistas de siempre. Dice la leyenda, además, que quien sale de amarillo del Alpe d’Huez… llega de amarillo a París.

Team Sky, patrón de la Grande Boucle hasta ahora, tiene esa prenda que deseaba: Geraint Thomas se hizo con el liderato en La Rosière y Chris Froome, cuatro veces ganador del Tour de Francia, le escolta a 1’25”. No obstante, el equipo británico está lejos de haber sentenciado la carrera: hasta 12 corredores están a menos de cinco minutos de la primera posición de la general, y por tanto a tiro de apretar las tuercas británicas. No habrá terreno mejor para ello que esta etapa, exigente en sí misma y cuya dureza se ve amplificada por la acumulación de esfuerzos de los días anteriores.

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